domingo, 15 de marzo de 2009

A4 LA ABSTENCIÓN POPURRÍ

“La abstención popurrí” de Ignacio Ávalos Gutiérrez
Rómulo Lares Sánchez. Miembro CNE 2000-2003. Caracas, 17 agosto 2005.

Como asiduo lector de las páginas Opinión del diario El Nacional, donde nos escribe Ignacio Ávalos periódicamente, me siento con el derecho de contestarle por escrito. Nos conocimos en junio del 2000 en el acto en que fuimos juramentados por la Comisión Legislativa Nacional para encargarnos de solucionar la grave circunstancia: la suspensión de las Megaelecciones pautadas para el 28 de mayo, por cierto, formando equipo con otros ocho compatriotas seleccionados en el “último ejercicio conocido en Venezuela de participación de la sociedad civil-democrática” y de su “respeto” por el foro legislativo.

Pero además de sentirme con el derecho a responderle, me veo en la obligación, porque cuando he tenido algún comentario sobre las ideas presentadas cada semana he intentado hacerlo verbalmente, pero ya nuestras tertulias periódicas en alguna mesa de La Candelaria no han sido posibles, a pesar de que nos dividíamos el ni tan modesto monto de la factura.

En los muchos meses que compartimos responsabilidades en el CNE, siempre contó su directorio en las intervenciones de Nacho, con una lámpara que iluminaba esos rincones oscuros, que cualquier malpensado como por ejemplo yo, muchas veces atribuí al interés político en mantener a oscuras. Como ejemplo de la capacidad pedagógica, de este ex presidente del CONICIT de un gobierno de Rafael Caldera, recuerdo nuestra primera reunión, cuando definíamos la “filosofía”, las líneas estratégicas de nuestra gestión del CNE, decía Nacho: “Nosotros dirigimos un árbitro. Mi experiencia en mi pasión, el “football”, me enseñó que el mejor árbitro es el que menos pita”. Esta intervención zanjó el complejo debate sobre la política de comunicación e información del Poder Electoral durante toda la gestión de nuestro CNE “de emergencia”, aun después de su retiro.

En uno de nuestros últimos encuentros arrugué la cara cuando me comentaba de sus actividades con el Centro Cárter. A partir de allí, la imposibilidad de conversar cara a cara, me impidió expresarle mi aun mayor preocupación por su participación en el programa “Ojo Electoral”, vinculado al Centro Gumilla, donde comparte responsabilidades con Eleazar Díaz Rangel, Carlos Genatios, Francisco Layrisse, y el sacerdote jesuita y director del Centro José Virtuoso. Evaluar la gestión de este “ojo” requeriría más espacio. Sólo adelantaría que la observación electoral no se improvisa y verdades científicas tales como que hay un volumen de población que, con su olfato natural y además con sobradas, objetivas y verificables razones desconfía del árbitro, tomando criterios de técnicos electorales de dilatada experiencia, quienes han documentado científicamente que el árbitro está absolutamente parcializado.

Algunos de los argumentos que me angustian, con relación al servicio que a la “causa equivocada”, seguro que con las mejores intenciones, hace este grupo de compatriotas del “Ojo Electoral”, tuve la oportunidad de expresarlos directamente en invitación que recibiera del Centro Gumilla, compartiendo con otros ex-miembros del CSE y CNE, pero Nacho no estuvo. Esta es la otra razón que transformó esta misiva en obligación. No te parece que el candidato de Hugo Chávez para presidir el CNE y un miembro de su primer gabinete, le dan un toque parcial al grupo, máxime cuando las opiniones de Virtuoso y la de Nacho en nada contribuyen a equilibrar las posturas de sus compañeros de equipo. Al Dr. Layrisse no lo hemos oído opinión. Pero en todo caso, creo que una de las ideas en “La abstención popurrí” es que no hay un volumen de voluntades de ciudadanos que se manifestaría también electoralmente de existir no sólo libertad sino “no miedo”, porque Nacho, todos sabemos que hoy más que nunca, la opinión tiene sus consecuencias: más que una mirada fea, tiene impacto sobre los ingresos y sobre lo que le podemos servir a nuestra familia a la hora de compartir la mesa y agradecer a Dios por ese espacio y esos alimentos.

Debo aclarar que “la causa equivocada” para mí en este caso, es aquella en contra de la institucionalidad, del cumplimiento de las obligaciones de cada institución en este caso particular del CNE, de cada poder público nacional y del equilibrio entre éstos. Pero también “la causa equivocada” tiene que ver con despreciar la existencia de una sociedad civil-democrática que no está ni remotamente representada por el régimen, ni por lo que percibo que Nacho denomina “oposición” en su artículo. Por esta razón es que critiqué públicamente la postura de “Ojo Electoral” invitando a votar, y por dos razones adicionales: El voto como sabemos y la inscripción en el Registro Electoral son derechos de los ciudadanos. Después de la Constitución de 1999 llamar a la abstención no es un delito, por lo tanto puede ser legítimamente una postura política, es decir de interés de “alguna” de las partes, sin embargo ustedes satanizaron públicamente el llamado a una “abstención” que además de legítima, comportaba el germen del desconocimiento, también legítimo constitucionalmente, del CNE y de “la Pantomima” definida por el Cardenal Castillo Lara. Es decir Nacho, ustedes siendo “observadores” del “árbitro” se parcializaron. Claro, la otra razón es que al ustedes declararse “observadores”, “legitiman” en cierta forma el “acto” a observar; también allí se parcializan, por eso fue que se retiraron la OEA y la Unión Europea.

Y que conste Nacho que no creo que la solución era “vender el sofá”, esperando de los otros miembros del “ojo” que tomaran posturas “equilibratorias”, aunque hasta Virtuoso no le ha querido hacer honor al apellido en sus declaraciones la pasada semana al periódico que te sirve de tribuna. Pero Nacho, dime tú, respóndeme, ¿cómo es que prácticamente el “Ojo Electoral” es la única organización acreditada por el CNE para ejercer la observación electoral nacional? No te parece que confundieron ustedes con su prestigio y con el espacio que les acordaron los medios, a una buena cantidad de “cristianos” que los conocen y que pudieran dar fe, como yo de ti, de tus buenas intenciones.

Y por último Nacho, si te entregan esta nota en El Nacional o si la publican, no por buena, sino por eso del equilibrio editorial y hasta del “derecho a réplica” –me excuso con los conciudadanos cuya representación sin consultarles asumo-, vamos a dialogar, no te parece necesario?, pero invitemos a Perogrullo, porque a mí me parece claro que con un Poder Electoral y la institución del VOTO, la mayoría de los venezolanos a los que tú te refieres, no sólo se hubieran asomado sino que hubieran marginado y arrinconado tanto al régimen como a esa “oposición política superior” a la que se refiere Perogrullo.

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